Por Julián Schvindlerman
Con relativa retrospectiva es menester reflexionar sobre lo acaecido de modo de evitar una repetición de esta última contienda bélica. Tres puntos resultarán centrales para entender la naturaleza y las consecuencias de este conflicto.
El primero refiere a la asimetría ideológica de la disputa. Este ha sido un tema generalmente obviado en los análisis de prensa, más es un asunto crucial. Hay una gran disparidad entre el objetivo político de Israel -proteger a su población civil de los cohetes del Hamas - y el objetivo religioso de este último -la obliteración del Estado de Israel y el aniquilamiento de los judíos donde quiera que éstos estén-. El Artículo 7 de la Carta constitutiva de este movimiento integrista sostiene: “El Enviado dijo: ´Luchen los musulmanes contra los judíos y mátenlos, hasta que el judío se oculte tras las rocas y los árboles y entonces dirán, Oh, musulmán, oh siervo de Alá, tras de mí se oculta un judío, ven y mátalo´”. Así planteado, Hamas aspira a la aniquilación no solamente de los israelíes (un propósito genocida grave en sí mismo) sino a la de todo el pueblo judío, desde Woody Allen a Steven Spielberg. Pero su cosmovisión expansionista trasciende a los judíos y a los israelíes. El Dr. Yunis al-Astal, parlamentario palestino del Hamas, ha dicho en un mensaje difundido por la televisión palestina: “Conquistaremos Roma y después toda Europa. Cuando acabemos con Europa, conquistaremos las Américas y no nos olvidaremos, tampoco de la Europa Oriental”. En consecuencia, es necesario que el mundo libre advierta que la lucha de Israel contra el Hamas es la lucha contra el fundamentalismo islámico y su Jihad global.
El segundo punto conecta con la génesis de esta contienda. Ningún observador honesto puede disputar el hecho de que Hamas inició la conflagración al atacar a la población israelí sin que mediare provocación previa por parte de Israel. Desde el año 2001, Hamas disparó más de diez mil cohetes contra poblados israelíes. Desde el año 2005 (luego de la retirada unilateral que dejó a Gaza libre de presencia israelí) Hamas disparó unos seis mil trescientos cohetes. Durante la tregua informal que rigió por seis meses y caducó el día que Hamas optó por no renovarla, cayeron sobre Israel doscientos quince cohetes. El día previo a que el ejército israelí finalmente respondiera, llovieron en un solo día ochenta cohetes sobre suelo israelí. Durante este largo y tumultoso período, la familia de las naciones no censuró al Hamas por estos actos de agresión injustificados. Ninguna nación hubiera tolerado semejante acoso por tan largo tiempo. En vistas al futuro, será necesario revisar esta conducta. Eventualmente, de ejercer presiones sobre el movimiento terrorista palestino para que se abstenga de atacar a Israel, se evitará una indeseada respuesta por parte de Jerusalem.
El tercer punto está relacionado con la conducta de las partes durante la guerra. Según cifras de fuentes árabes y de la ONU, han resultado muertos 1300 palestinos, entre ellos 300 niños, y miles de heridos. Del lado israelí, las víctimas no han llegado a las dos docenas. Naturalmente, esto ha llevado a muchos a concluir que el ejército hebreo ha sido desmedido y multitudes han puesto sobre sus puertas protestas e indignación. El sufrimiento de la población civil palestina es innegablemente conmovedor desde el punto de vista humanista. Pero la pregunta política crucial aquí es: ¿quién es el responsable último por ese sufrimiento? Dejando de lado el hecho de que si Hamas no hubiese atacado a Israel nada de esto hubiera acontecido, es pertinente señalar algo atroz en el comportamiento de la agrupación islamista: Hamas atacó a población civil israelí utilizando como escudo humano a población civil palestina. La Franja de Gaza es una de las zonas más densamente pobladas del plantea y, tal como ha consignado el profesor Gunnar Heinsohn de la Universidad de Bremen, es una de las regiones con más criaturas per capita del globo: por cada 1000 adultos de 40-44 años, hay 4300 niños de 0-4 años. Casi la mitad de la población gazatí es menor a 15 años de edad. Si a ello agregamos que Hamas expuso deliberadamente a los niños palestinos al fuego israelí, podemos comprender la razón de estas cifras agobiantes.
El conflicto palestino-israelí despierta pasiones aún en observadores imparciales, pero el análisis desapasionado es crítico a la hora de atribuir responsabilidades a las partes.
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