Mucha agua – y casi tres semanas – han pasado bajo el puente del Mavi Marmara, el navío turco abordado las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), con el lamentable y trágico resultado de todos conocido. Si algo he aprendido a través de los años de observar (y ocasionalmente comentar) los sucesos del Medio Oriente, es a esperar a que emerja la información que los reportes iniciales ignoran, desconocen, o adrede omiten. Hoy, con algo más de información disponible, me atrevo a presentar un análisis de dicho incidente que creo mucho más equilibrado que la reacción de latigazo que la mayoría del mundo tuvo en los instantes y días posteriores.
El 3 de abril del 2010 varias organizaciones pro-palestinas anunciaron la formación de una coalición con el objetivo declarado de romper el bloqueo naval de Gaza, tal como se puede leer en
la página web del Movimiento Gaza Libre, una de dichas organizaciones. El otro miembro prominente de la colación es IHH (Insani Yardim Vakfi), una organización islamista radical turca ligada con entidades terroristas y con el financiamiento de sus actividades.
La fundadora del Movimiento Gaza Libre, y principal promotora de esta coalición y del rompimiento del bloqueo naval impuesto por Israel a Gaza, fue muy clara al
declarar en una entrevista que “nuestro objetivo no es llevar alimentos o medicinas, aunque vamos a tener ambas cosas a bordo”. El objetivo, como lo declara nuevamente la
página de Internet del Movimiento, era “resistir los intentos israelíes por detenernos”. Bulent Yildrim, uno de los líderes de IHH, aparece en
un video tomado sobre al cubierta del Mavi Marmara en la víspera del abordaje, dando un discurso en el que instruye a sus compañeros de viaje: “Si asaltan nuestro barco, los tiraremos al mar”; y advierte a Israel: “Si enviáis a los soldados, los tiraremos desde aquí y seréis humillados delante de todo el mundo”.
El diario inglés The Guardian, que nunca se ha distinguido por tener una posición pro-israelí, entendió muy bien cuál era la verdadera intención de los organizadores de la flotilla, cuando tituló su reportaje sobre la salida de las embarcaciones,
“Flotilla de ayuda a Gaza zarpará para confrontación con Israel”.
Israel ofreció, públicamente y en repetidas ocasiones, recibir la ayuda humanitaria en sus puertos y trasladarla por vía terrestre a Gaza, utilizando el mismo mecanismo utilizado por el estado israelí, la Organización de las Naciones Unidas, y la Cruz Roja Internacional, entre otras organizaciones, para trasladar diariamente más de 2000 toneladas de artículos de consumo y ayuda humanitaria a ese territorio. Sin embargo, como el objetivo autodeclarado de la operación no era llevar la ayuda humanitaria a Gaza, la oferta israelí fue rechazada.
La razón de la oferta israelí es que ya en ocasiones anteriores, al descargar la “ayuda humanitaria” de otras embarcaciones que intentaron burlar el bloqueo, fueron encontrados impresionantes arsenales – cohetes, granadas, lanzagranadas, proyectiles de mortero, etc. – escondidos entre los sacos de harina y de cemento, tal y como se puede observar en
un video disponible en Internet, que data de noviembre del 2009. Impedir la entrada de este tipo de cargamento es, precisamente, la justificación del bloqueo naval de la franja de Gaza.
Dicho bloqueo fue declarado legalmente por Israel, invocando el Derecho Internacional relativo a la conducción de hostilidades (CICR, 1996), y en particular la Sección II (Métodos de Guerra) del Manual de San Remo sobre el Derecho Internacional aplicable a los Conflictos Armados en el Mar. Allí se establece que
“La fuerza encargada de mantener un bloqueo puede estacionarse a la distancia que determinen las exigencias militares.” (Art. 96), con lo cual se cae el argumento de que las FDI actuaron ilegalmente al abordar el navío a 80 km de la costa gazatí. El artículo 98 del Manual de San Remo dice también:
“Podrán ser capturadas las naves mercantes de las que se tengan motivos razonables para creer que violan el bloqueo. Las naves mercantes que, tras previa intimación, ofrezcan manifiestamente resistencia a su captura, podrán ser atacadas.”, lo cual una vez más justifica la acción israelí contra el Mavi Marmara, máxime a la luz de los hallazgos comentados en el párrafo anterior.
Sobre el bloqueo impuesto por Israel y Egipto desde hace tres años, es mucho lo que se ha dicho. Que Gaza es un campo de concentración y los soldados israelíes sus celadores. Que la situación en Gaza es una tragedia humanitaria y la población gazatí se muere de hambre. Y si bien es cierto en la región de Gaza campea la pobreza, no es en ese sentido muy diferente de sus vecinos árabes. Sin embargo, la realidad dista mucho del panorama desolado que se ha ido formando en el imaginario colectivo de la opinión pública mundial. Esto no lo digo yo, sino la
página de Internet del diario Palestina Hoy, que publicó el 26 de noviembre del 2009 una serie de fotos sobre las preparaciones de los gazatíes para la celebración del Sacrificio o Eid al-Adha, la más importante del calendario musulmán. En ellas se observan mercados rebosantes de todo tipo de productos alimenticios preparados, frutas, verduras, nueces, dulces, ropa, zapatos, calles repletas de compradores y peluquerías preparando a la población para la celebración. Para los que no leen el árabe, el título que aparece inmediatamente arriba de las fotos dice: “De mi lente, Palestina Hoy: escenas capturadas durante las preparaciones de los Gazatíes para la celebración de Eid al-Adha”.
El análisis frío y objetivo de los hechos no nos puede llevar hoy a una conclusión distinta de que el objetivo de la flotilla fue provocar a Israel, causar una confrontación con las FDI, y aprovecharla para desprestigiar otro poco más al Estado judío. Todo en un intento por forzar la eliminación del bloqueo y abrir un camino para introducir impunemente en Gaza poderosas armas para seguir atacando a la población israelí. Estos son los hechos. Lo demás es propaganda, muy hábilmente manipulada por esta coalición de organizaciones y – la verdad hay que decirla – muy torpemente manejada por el gobierno de Israel. Entre los centenares de personas que viajaban a bordo de los barcos, había una cantidad importante de apologistas del terror disfrazados de activistas humanitarios. Su objetivo era provocar, y estaban preparados para una cruenta confrontación. Eso, lamentablemente, fue lo que obtuvieron. Sobre ellos recae la responsabilidad de las nueve muertes producidas en el enfrentamiento.
© Eli Feinzaig
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