junio 27, 2010

El ocaso de la Libertad

Cuando las ablaciones genitales, la intolerancia, el asesinato de los “infieles” y las auto inmolaciones son aceptadas por la sociedad como el precio de la autodeterminación de los pueblos; cuando las víctimas del radicalismo son consideradas culpables del fanatismo de sus agresores; cuando todo esto sucede bajo la cubierta legitimadora de las élites intelectuales de moda, progresistas de una izquierda de nuevo cuño que de nuevo no tiene nada y si mucho de reciclado estalinismo maquillado, la Libertad, así con mayúscula, corre grave peligro.

Cuando en Europa arden sinagogas, los judíos son apedreados en las calles, y los académicos llaman a boicotear a sus colegas israelíes; cuando en Venezuela Hugo Chávez manda a allanar y profanar dos sinagogas y dice que los judíos son “descendientes de las mismas personas que mataron a Jesús, que han hecho lo mismo con Bolívar”; cuando se ha puesto de moda en muchas universidades de Estados Unidos y Canadá el linchamiento intelectual de Israel; cuando el Presidente de Irán llama públicamente a eliminar a Israel del mapa a la vez que procura hacerse de reactores nucleares a la vista y paciencia del mundo, los judíos corren peligro inminente e inmediato, pero es la Libertad la verdadera amenazada, aunque hoy por hoy Occidente no lo sepa reconocer.


Cuando los terroristas islámicos hacen explotar un tren en la terminal de Atocha días antes de las votaciones en España, muy probablemente influenciando el resultado de dichas elecciones, y luego el nuevo Presidente español no desperdicia oportunidad para ponerse una kefiya palestina para mostrar su solidaridad con los terroristas islámicos de Hamas; cuando los terroristas son llamados milicianos y los soldados que los combaten son llamados terroristas; cuando se ha tornado políticamente correcto condenar sin miramientos las acciones de legítima defensa de un Estado víctima del terrorismo y justificar los atentados sangrientos de los terroristas que lo acosan; es hora de darnos cuenta de que el mundo ha dado la vuelta en una esquina – una especie de punto de inflexión moral – desde donde ya no es posible otear el período entre las dos guerras mundiales, cuando las abiertas manifestaciones antisemitas fueron ignoradas como "un problema ajeno", actitud que permitió el eventual asesinato sistemático y organizado de 6.000.000 de judíos por parte de la Alemania Nazi.


Cuando todo lo descrito se percibe como algo normal y no como la perniciosa tendencia que marca, quien corre peligro es la Libertad. Si, la Libertad con mayúscula, que no ha de ser confundida con la libertad de los judíos. Porque cuando los judíos han sido perseguidos a lo largo de la historia moderna, siempre lo han sido como una especie de experimento de déspotas y fanáticos para medir la temperatura de la opinión pública mundial y el temperamento de los líderes de las democracias. Hitler intentó aniquilar al pueblo judío, pero de paso lanzó a sus ejércitos a conquistar media Europa y parte de África antes de que el mundo despertara a la realidad y las fuerzas Aliadas lograran derrotarlo, no a tiempo, sin embargo, para evitar la innecesaria pérdida de varias decenas de millones de personas.


Los fanáticos del mundo, los dictadores y déspotas de turno, los seres oscuros que se mueven a la sombra de los márgenes de la ley, todos ellos están prestando mucha atención, porque saben que si el resto del mundo no reacciona, tienen vía libre para seguir avanzando con su agenda. Si el mundo libre no solo no reacciona con desaprobación y determinación para impedir las correrías del fundamentalismo islámico y de sus trasnochados compañeros de viaje, sino que más bien termina creyéndose el mantra apaciguador que dice que si Israel desapareciese, desaparecería también la amenaza islámica, entonces la coalición que pretende desestabilizar al mundo occidental y su cultura judeo-cristiana sabrá que se acerca su día para avanzar con sus sueños de dominación mundial. Porque ellos saben que todo lo que necesitan para alcanzar sus sueños es la suicida complicidad de la mayoría silenciosa, como bien lo dijo Edmund Burke, el filósofo y escritor británico del siglo XVIII: "Lo único que es necesario para que el mal triunfe es que los hombres de bien no hagan nada". A ellos, a esos hombres de bien que prefieren no enredarse en una causa que aparenta no ser suya, hay que recordarles las palabras del teólogo alemán y Pastor luterano Martin Niemöller, pronunciadas a propósito del Holocausto nazi:


Primero vinieron por los judíos
Pero no levanté mi voz
Porque yo no era judío.

Después vinieron por los comunistas
Pero no levanté mi voz
Porque yo no era comunista.

Luego vinieron por los sindicalistas
Pero no levanté mi voz
Porque yo no era sindicalista.

Luego vinieron por mí
Pero ya no quedaba nadie
Para que levantara su voz por mí.

© Eli Feinzaig
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junio 18, 2010

Mavi Marmara: con el beneficio de la retrospectiva

Mucha agua – y casi tres semanas – han pasado bajo el puente del Mavi Marmara,  el navío turco abordado las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), con el lamentable y trágico resultado de todos conocido. Si algo he aprendido a través de los años de observar (y ocasionalmente comentar) los sucesos del Medio Oriente, es a esperar a que emerja la información que los reportes iniciales ignoran, desconocen, o adrede omiten. Hoy, con algo más de información disponible, me atrevo a presentar un análisis de dicho incidente que creo mucho más equilibrado que la reacción de latigazo que la mayoría del mundo tuvo en los instantes y días posteriores.

El 3 de abril del 2010 varias organizaciones pro-palestinas anunciaron la formación de una coalición con el objetivo declarado de romper el bloqueo naval de Gaza, tal como se puede leer en la página web del Movimiento Gaza Libre, una de dichas organizaciones. El otro miembro prominente de la colación es IHH (Insani Yardim Vakfi), una organización islamista radical turca ligada con entidades terroristas y con el financiamiento de sus actividades.

La fundadora del Movimiento Gaza Libre, y principal promotora de esta coalición y del rompimiento del bloqueo naval impuesto por Israel a Gaza, fue muy clara al declarar en una entrevista que “nuestro objetivo no es llevar alimentos o medicinas, aunque vamos a tener ambas cosas a bordo”. El objetivo, como lo declara nuevamente la página de Internet del Movimiento, era “resistir los intentos israelíes por detenernos”. Bulent Yildrim, uno de los líderes de IHH, aparece en un video tomado sobre al cubierta del Mavi Marmara en la víspera del abordaje, dando un discurso en el que instruye a sus compañeros de viaje: “Si asaltan nuestro barco, los tiraremos al mar”; y advierte a Israel: “Si enviáis a los soldados, los tiraremos desde aquí y seréis humillados delante de todo el mundo”.

El diario inglés The Guardian, que nunca se ha distinguido por tener una posición pro-israelí, entendió muy bien cuál era la verdadera intención de los organizadores de la flotilla, cuando tituló su reportaje sobre la salida de las embarcaciones, “Flotilla de ayuda a Gaza zarpará para confrontación con Israel”.

Israel ofreció, públicamente y en repetidas ocasiones, recibir la ayuda humanitaria en sus puertos y trasladarla por vía terrestre a Gaza, utilizando el mismo mecanismo utilizado por el estado israelí, la Organización de las Naciones Unidas, y la Cruz Roja Internacional, entre otras organizaciones, para trasladar diariamente más de 2000 toneladas de artículos de consumo y ayuda humanitaria a ese territorio. Sin embargo, como el objetivo autodeclarado de la operación no era llevar la ayuda humanitaria a Gaza, la oferta israelí fue rechazada.

La razón de la oferta israelí es que ya en ocasiones anteriores, al descargar la “ayuda humanitaria” de otras embarcaciones que intentaron burlar el bloqueo, fueron encontrados impresionantes arsenales – cohetes, granadas, lanzagranadas, proyectiles de mortero, etc. – escondidos entre los sacos de harina y de cemento, tal y como se puede observar en un video disponible en Internet, que data de noviembre del 2009. Impedir la entrada de este tipo de cargamento es, precisamente, la justificación del bloqueo naval de la franja de Gaza.

Dicho bloqueo fue declarado legalmente por Israel, invocando el Derecho Internacional relativo a la conducción de hostilidades (CICR, 1996), y en particular la Sección II (Métodos de Guerra) del Manual de San Remo sobre el Derecho Internacional aplicable a los Conflictos Armados en el Mar. Allí se establece que “La fuerza encargada de mantener un bloqueo puede estacionarse a la distancia que determinen las exigencias militares.” (Art. 96), con lo cual se cae el argumento de que las FDI actuaron ilegalmente al abordar el navío a 80 km de la costa gazatí. El artículo 98 del Manual de San Remo dice también: “Podrán ser capturadas las naves mercantes de las que se tengan motivos razonables para creer que violan el bloqueo. Las naves mercantes que, tras previa intimación, ofrezcan manifiestamente resistencia a su captura, podrán ser atacadas.”, lo cual una vez más justifica la acción israelí contra el Mavi Marmara, máxime a la luz de los hallazgos comentados en el párrafo anterior.

Sobre el bloqueo impuesto por Israel y Egipto desde hace tres años, es mucho lo que se ha dicho. Que Gaza es un campo de concentración y los soldados israelíes sus celadores. Que la situación en Gaza es una tragedia humanitaria y la población gazatí se muere de hambre. Y si bien es cierto en la región de Gaza campea la pobreza, no es en ese sentido muy diferente de sus vecinos árabes.  Sin embargo, la realidad dista mucho del panorama desolado que se ha ido formando en el imaginario colectivo de la opinión pública mundial. Esto no lo digo yo, sino la página de Internet del diario Palestina Hoy, que publicó el 26 de noviembre del 2009 una serie de fotos sobre las preparaciones de los gazatíes para la celebración del Sacrificio o Eid al-Adha, la más importante del calendario musulmán. En ellas se observan mercados rebosantes de todo tipo de productos alimenticios preparados, frutas, verduras, nueces, dulces, ropa, zapatos, calles repletas de compradores y peluquerías preparando a la población para la celebración. Para los que no leen el árabe, el título que aparece inmediatamente arriba de las fotos dice: “De mi lente, Palestina Hoy: escenas capturadas durante las preparaciones de los Gazatíes para la celebración de Eid al-Adha”.

El análisis frío y objetivo de los hechos no nos puede llevar hoy a una conclusión distinta de que el objetivo de la flotilla fue provocar a Israel, causar una confrontación con las FDI, y aprovecharla para desprestigiar otro poco más al Estado judío. Todo en un intento por forzar la eliminación del bloqueo y abrir un camino para introducir impunemente en Gaza poderosas armas para seguir atacando a la población israelí. Estos son los hechos. Lo demás es propaganda, muy hábilmente manipulada por esta coalición de organizaciones y – la verdad hay que decirla – muy torpemente manejada por el gobierno de Israel. Entre los centenares de personas que viajaban a bordo de los barcos, había una cantidad importante de apologistas del terror disfrazados de activistas humanitarios. Su objetivo era provocar, y estaban preparados para una cruenta confrontación. Eso, lamentablemente, fue lo que obtuvieron.  Sobre ellos recae la responsabilidad de las nueve muertes producidas en el enfrentamiento.

© Eli Feinzaig
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