Esta es la tercera parte de la historia, es recomendable leer los dos "posts" anteriores antes que este.
“Ahí conocí de primero a la tía Helen, después a Rita, después al vacilón de tío Paul, luego a Sidney y por último a Ray con su pequeño niño. No me dejaban quieto. Primero la tía me quitó el saco porque hacía mucho calor. Todos me rodeaban y me preguntaban un montón de cosas. Como estaba tan enredado me cogieron por los brazos Rita y su mamá y me llevaron hacia fuera, en donde están los carros estacionados. A propósito, no tuve que jalar la valija pues primero la llevó un negro, después tío Paul y Sidney. Una vez que estuvimos afuera nos montamos en el carro de la familia que es un Plimouth muy moderno. Allí comenzamos a correr por las calles de New York. De camino pude ver el edificio de las Naciones Unidas. Es tan grande que ocupa como 600 varas de terreno sólo de frente. Y de alto ni hablar. Después de una hora llegamos a la casa, que está en Wheeler Str. El barrio no se puede negar que es muy bonito. Hay árboles sembrados en la acera, la calle es algo ancha y los edificios son cada uno de 5 a 7 pisos. Es tranquilo no hay mucha bulla y se vive como la gente. El apartamento queda en el tercer piso y es algo realmente bonito. Pero antes de seguir con la descripción del cuarto, primero voy a escribir algo acerca de la familia.
Tío Paul con sólo verlo se da uno cuenta que es un vacilón. Es cariñoso, bastante interesado en todo que yo hablo, no es nada serio, da muchísimas bromas a todo el mundo; es más bajo que papá y habla más lentamente. En la casa me da mucha risa pues anda en shorts por el calor.
La interesante es la tía Helen. Esta señora desde que llegué no me deja en paz con la comida. Anda detrás de mi con el vaso de leche o fresco y cada rato me pregunta si tengo hambre, que si tengo calor, que si estoy contento; al menos hoy en todo el día me ha dado de comer como 6 veces, aparte de que estando en la ferretería me llevó a comer a un restaurante por que ella decía que yo debía tener hambre. De modo que hace como dos horas tuve que comer a la fuerza un pudín de arroz como de media vara de largo con una taza de café con leche. Yo no le puedo decir que no tengo hambre pues me da vergüenza. Así es que tengo que comer como un chancho. Ahora que escribo esto comenzó a cantar tío Paul esa canción que se llama Muñequita Linda pero diciendo sólo “mucho muchacho”. Imagínense que risa tengo.
Rita es una muchacha de alta como Ruti, más gruesa, se ve que tiene lo que yo digo bofe. Es simpática e indudablemente bastante culta. Habla el inglés a la perfección y el yidish mejor que los tatas. Toca piano y sabe cocinar. No es pelirroja. Sidney es un muchacho muy grueso, pelirrojo completamente, algo serio pero muy simpático conmigo. Trabaja mucho, es de alto como tío Paul.
Ray es muy bonita y callada. Se ve que es muy dulce. Está en el séptimo mes de panzonidad así es que dentro de dos habrá un nuevo socio en la familia. El hijo de Sidney es un güilita muy bonito, algo gordito. Se quedó un poco extrañado cuando me vio, pero ya se acostumbrará.
Pongan atención. Esta gente no me deja en paz con la cosa de que tengo que ir a la Universidad. Desde que íbamos en el carro para la casa comenzaron a decirme que ya podía ir yendo a matricularme. Ya me tienen listo el College al que voy a ir, pues Rita antes de que yo llegara averiguó todo eso bien. Yo les dije que no había traído conmigo los papeles, así es que me pidieron que les escribiera a Uds. para que me los mandaran. Va a ser algo difícil pero ya lo lograré. Aquí son cuatro años de pre-médica, cuatro de medicina y dos de clínica; voy a tratar de que me quiten algo de pre-médica. Alguien por aquí me dijo que tal vez se podía hacer eso. Así es que me van a mandar los papeles pero después de que terminen de otorgar las becas. No se les olvide mandármelos pues sin ellos no me puedo mover.
La casa es muy bonita y completamente moderna. Usted papá debiera fijarse un poquito más en su hermano para que vea como vive la gente. Aquí vivimos como millonarios. El apartamento tiene de todo. Vieran que cocina: blanca como la leche, cocina de gas, nevera, batidora; allí mismo hay una mesita donde comemos. ¡Y qué sala! Toda forrada en tela verde, hasta el piso; unos muebles preciosos, la televisión que dicho sea de paso es algo hermoso. Ayer estuve viendo por televisión un circo. Ver para creer y para ver hay que venir a New York. Hay 2 dormitorios lujosamente amueblados. Yo duermo con tío Paul en uno y Rita con tía Helen en otro. El piano es muy bonito. Para que se den cuenta de lo que es esto ahí les hago un ligero sketch del apartamento.
Ayer no me dejaron moverme para ningún lado. Me tuvieron encerrado en la casa descansando. Recibí la visita de una hermana de la tía Helen que se llama Esther. Es una señora como nuestra tía Ester de San José, tiene una mirada de mujer inteligente y le da muchas bromas a tío Paul. Su esposo tiene cara de español. Es bondadoso y muy simpático conmigo. Tienen 2 güilillas tan gordos como chanchos. Cuando llegué a la casa me encontré con que Tobías estaba allí esperándome como una hora. Que alegría me dio verlo. Anoche mismo me fui a pasear con Tobías, Rita y una amiga de Rita que se llama Helen y que está muy botada por cierto. Caminamos un rato y llegamos a la casa de esa muchacha, en donde nos recibieron muy bien, dándonos frescos y queques. Anoche me acosté a las 11. Las comidas aquí son un poco diferentes. Las frutas se comen antes de la comida, la carne se come con kigl, hoy comimos chompipes. En la mañana me dieron yaguedes con natilla. Las frutillas esas son dulces y pequeñitas de color morado. Hay a las 2 fui con tío Paul al Bronx Hospital (edificio como de 10 pisos) para ver a Mr. Víctor Fein. Palabra de honor que yo no creí tener un tío tan roco. Ese señor me recibió con un tamaño beso, me preguntó por Uds. Yo creo que puede ser mi bisabuelo. Tiene la pierna quebrada al través en el mismo lugar que tío José. Pero lo enyesaron hasta arriba. Tiene una barbita vacilona y un hablado agudo y cortante. No oye muy bien de modo que hay que gritarle para que oiga. Francamente yo creo que ya le patina el coco de lo anciano que está. Allí conocí a su hijo Sam y a su hijo Jaime. Estos dos últimos me cayeron tan mal, pero tan mal, que sólo les hablé unas pocas palabras. Los saludé, me preguntaron por Uds. y se acabó. Es gente francamente un poco desagradable, serios, majes, ese señor Sam me llega a la faja y su hijo es apenas un poquito más alto pero también pequeño.
Ahora tengo aquí a otra hermana de la tía Helen, que se llama Tzirl; precisamente en este mismo momento me pide que les mande saludos. Llamé a Abraham Weisleder como 4 veces, pero nadie ha contestado al llamado. Mañana lo llamaré otra vez. Hoy vino a verme Surene con su marido. Ella se ve muy bien, se viste bonito, se pinta y se nota que vive muy bien. Le di los regalos, con los cuales se mostró muy alegre. Acabo de echarme una gran risa pues el esposo de Tzirl dice así: Tzirl is main tzure. También vino el padre de estas señoras, de Helen y Esther y Tzirl que se llama Mr. Fridman.
Bueno mamacita he estado escribiendo todo el día. Yo se que usted está llorando porque me fui. Pero no se preocupe. No me falta nada, sólo ustedes y mucho. No deje de escribirme nunca. Como verá por la carta yo no los he olvidado. Aquí tienen para leer un mes entero. Qué tal está Ruti y Jaime. Por favor que me escriban aunque sólo sean dos letras. Aunque estoy muy bien aquí, no me deje solo y sin escribirme. Quiero recibir noticias de Uds. y de toda la familia, de tía Ester, tía Raquel y tía Topcha. ¿Cómo siguen los muchachos por allí? Y Moisés, qué hubo de ese bandido cuasimodo? Y Mencha? Díganles a los muchachos que con tiempo les escribiré. Ahora estoy enredadísimo con este desgraciado New York. Aquí son las 8 de la noche y está claro. De modo que cuando oscurece son las 8 y media precisamente a la hora que se termina de comer; de tal modo que a esa hora ya da pereza salir. Bueno mis queridos viejos y hermanos, ya son las 12 de la noche y yo voy a rulear pues estoy un poco cansado. Por favor escríbanme como siguen y que hacen. Les repito que no deben llorar pues estoy muy bien aquí aunque a ratos hace un calor de los diablos, a ratos también está fresco. No crean en los que dicen que esto es un infierno, no. Es caliente pero no así. Más o menos unas 2 veces más que en Puntarenas, se sufre un poquito por el calor.
Bueno papá y mamá esta es apenas una carta; yo les escribo con la mano pero mi corazón está con ustedes. Es decir, yo estoy aquí pero en realidad estoy con Uds. No lo olviden nunca.”
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Sueños vívidos
Hace 2 días.